AVIVAMIENTO PERSONAL
Al estudiar los grandes avivamientos en la historia de la iglesia, me di cuenta de que todos parecían haber empezado con alguien que previamente había experimentado una renovación personal.
Cada avivamiento se puede vincular a alguien que experimentó novedad de vida al exponer su corazón a la palabra y amor de Dios. Desde el día de Pentecostés y a lo largo de la historia de la iglesia, esto ha sido así, y está volviendo a ocurrir de la misma forma en mi vida hoy. Me di cuenta de que en algún punto durante un día duro, cuando el Señor me hablaba o me vivificaba un versículo, o cuando me permitía notar Su cercanía, podía sentir Su favor de manera renovada. Esto siempre hacía que yo le abriese mi corazón de nuevo. Empecé a denominar esto avivamiento personal, aunque su efecto solo durase unos minutos, unos días o, a veces, unas semanas. Llegué a la conclusión de que si me vivificaba espiritualmente, era un avivamiento, aunque solo lo fuese en parte.
Al igual que la mayoría de las personas, había estado esperando que el avivamiento llegase a mi país, a mi estado, a mi pueblo o a toda mi iglesia, antes de declarar que había llegado el tan esperado avivamiento. Pero al hacer esto, había llegado erróneamente a la conclusión de que si no estaba ocurriendo a esa escala, no estaba ocurriendo en absoluto. Esta forma de pensar en realidad actúa como un inhibidor del avivamiento.
Al empezar a ver el avivamiento de esta forma, me sentí mas agradecido. Esto en sí mismo parecía llevarme a un mayor avivamiento personal. Además, empecé a darme cuenta de cómo viene y va el avivamiento personal. Aunque entiendo que no existe el avivamiento continuado, quería ver si era posible experimentarlo, al menos, regularmente.
Cuando emp
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